En el corazón del Estado Bolívar, Venezuela, la Comuna Patria Grande del Sur emerge como un faro de resistencia y cooperación continental entre el MST y el pueblo bolivariano.
Las primeras estacas delimitan los espacios de producción y de convivencia, mientras que la bandera izada señala una nueva etapa en el camino hacia la soberanía alimentaria de Nuestra América.
En el antiguo hato La Vergareña, nueva Comuna Patria Grande del Sur, Estado Bolívar, Venezuela, el Movimiento de los Trabajadores y Trabajadoas Sin Tierra de Brasil (MST) no viene a exigir la expropiación de tierras: eso ya lo hizo Hugo Chávez hace muchos años. Esta vez, se trata de cumplir otra de sus principales tareas: ampliar la producción de alimentos sanos, fortaleciendo la organización de base y construyendo una relación sostenible con el medio ambiente. Para Rosana Fernandes, coordinadora política del MST en Venezuela, esta misión tiene mucho que ver con lo que el Movimiento ha ido construyendo a lo largo de sus 41 años de lucha por la Reforma Agraria: «Cuando asumimos un reto desde esta perspectiva, entendemos que es por lo que el MST viene implementando y realizando; demostrando la posibilidad de convertir un territorio en un espacio de vida, de dignidad, de alimentación, de educación, de formación, de personas viviendo dignamente, lo que corresponde al proyecto de sociedad que estamos construyendo«.
El propio contexto del proyecto Patria Grande del Sur, y la forma en que se ha llevado a cabo, difiere bastante de la experiencia que tienen los Sin Tierra en Brasil.
Al ocupar haciendas improductivas, suelen enfrentarse a terratenientes armados, cuando no a la represión de las fuerzas del Estado, y al riesgo de ver destruido de la noche a la mañana lo poco que se ha logrado. Aquí, no. La ocupación de tierras fue impulsada por el presidente Nicolás Maduro, que puso no menos que 180.000 hectáreas bajo la coordinacion del Movimiento.
